Punto de partida

La vida se compone de un sinfín de momentos, muchos de ellos inolvidables y otros totalmente prescindibles, aunque todos, finalmente, nos ayudan a ser lo que somos hoy. Es difícil aglutinar muchas de estas vivencias, la gran mayoría, finalmente, abocadas al olvido. Pero siempre hay oportunidades de mantenerlas en la memoria y, por qué no, compartirlas con otros, en un afán por rescatar aquello que nos ha hecho felices en un determinado momento o que ha contribuido a cambiar nuestra vida en otro. Desde la máxima humildad, faltaría más, este blog pretende ser un compendio de todo ello. Una mirada al pasado para afrontar el futuro, disfrutando, siempre, del presente.

jueves, 28 de mayo de 2009

La muerte de La Tribuna

Hoy estoy de luto. Cada vez que se cierra un medio de comunicación un poco del periodismo y de la libertad informativa se muere con él. Cuando ese medio es en el que tu trabajas, al que has dedicado los últimos siete años de tu vida y al que no te ha importado conceder parcelas privadas de tu día a día (quizás hasta límites insospechados), parte de tu corazón también muere.

Maltratados por una sociedad que les utiliza como mero vehículo para hacer llegar sus ideas y por una profesión, la suya propia, carente de reconocimientos y marcada por un complejo de inferioridad crónico, los periodistas circulan por unas redacciones en las que, la mayoría de las veces, el profesional es lo último y la libertad de información, el derecho a saber, queda condicionada a los intereses políticos y económicos. Una sociedad sin periódicos, una sociedad sin medios, es una sociedad muerta.

En este caso, nuestro hasta ahora grupo cabecera, Promecal, alude a una pérdida de ganancias para cerrar, por completo, dos de sus periódicos, La Tribuna de Guadalajara y La Tribuna de Cuenca, la eliminación de las delegaciones de Talavera y Puertollano, la desaparición de sus televisiones en Ciudad Real y Toledo y el recorte global de plantillas en el resto de sus periódicos regionales. A excepción de La Tribuna de Albacete (la única que se financia sola y en la que Promecal 'sólo' posee el 51% del accionarado), todos los medios del grupo en Castilla-La Mancha se verán afectados con la eliminación de 120 puestos de los 182 que, hasta ahora, operaban en la Comunidad castellano-manchega. Un 'exterminio' en el que cuestiones como la caída de Caja Castilla-La Mancha, CCM, que aportaba una media de tres millones de euros al año en publicidad, han influido irremediablemente en lo sucedido, así como el hecho de que los medios de comunicación estén, endémicamente, relacionados con empresas constructoras. La caída del ladrillo supone para esta profesión la pérdida de muchos medios. Es así de triste y de cierto, aunque algunos pensemos que el grupo, simplemente, se ha deshecho de aquellos más débiles y los que, a la larga (o a medio plazo, esto es cuestión de semanas), menos les vamos a costar.

Vivimos en una sociedad difícil en la que es de recibo común plegarse a los intereses políticos y económicos. La Tribuna ha malvivido siempre entre ambos mundos haciendo gala de una rebedía que ha terminado pagando cara. Y ha sido quizás su irreverencia, su constante negativa a disfrazar los datos o a enmascarar la realidad, lo que le ha llevado posiblemente a la situación que hoy en día vive.

Hoy su redacción languidece perdida en una desoladora incertidumbre. Apenas se escuchan teclados (banda sonora de nuestra cotidaneidad) y los trabajadores deambulan maltrechos sin saber qué hacer y escondiendo las lágrimas, cargadas de rabia e impotencia. Ya no hay temas que mover para el futuro, ya no hay ilusiones que cubrir ni cuestiones de aquellas que te llenaban el estómago de mariposas y te hacían regresar a casa con la sonrisa en el rostro y la satisfacción de haber reflejado lo que ocurría, aun cuando todos las circunstancias parecían adversas para ello.
Cuando se ha vivido tanto, cuando se han compartido tantas horas, cuando hemos tenido la oportunidad de hacer nuestras las victorias de otros y de llorar con las desgracias de los demás como si fueran las propias, es muy difícil frenar al corazón y desligarlo de las cuestiones en las que se ha volcado durante los últimos años. Es muy duro. Porque esto es un trabajo y al final, para muchos de nosotros, se ha convertido en parte de nuestra vida, una parte que no nos ha costado sacrificar por un objetivo común, el compromiso que queríamos tener todos con una información de calidad, cercana. Y es curioso, a punto de echar el cierre, nos vamos con la tranquilidad que da el trabajo bien hecho. Porque aunque nos hayamos podido equivocar (todos somos humanos), siempre lo hemos hecho desde el más absoluto desconocimiento y, por el contrario, no hemos dudado en enfrentarnos a quien fuera por publicar aquello que nos parecía justo, al menos. Hoy nos queda eso, aunque, mirando al abismo, apenas reconforte ante este cierre incomprensible.

Nadie lo entiende, todos preguntan y ni siquiera nosotros podemos dar explicaciones. Porque es inexplicable. Hemos trabajado tanto para hacer el periodismo que nos gustaba y que creíamos que merecía esta ciudad, que ahora, al irnos por la puerta de atrás, con un cierre total, sin opción a últimas posibilidades... la desolación y la rabia se tornan infinitas. No sólo cierra La Tribuna, con ella, una parte de nosotros mismos, ya no regresará jamás.

Las despedidas son siempre amargas y ésta no puede estar exenta de dolor. Por la gente que ha trabajado aquí (qué grandes profesionales y qué suerte haber trabajado con ellos) y por los momentos vividos y pasados, la tristeza no puede ser pasajera. Arraigará en nuestro corazón, al menos en el mío, aunque quizás por ello, siempre haré gala de haber trabajado aquí. Al fin y al cabo, en el fondo, no puedo sentirme más privilegiada.

lunes, 25 de mayo de 2009

¿Se acuerdan de la Generación X?

A lo largo de 30 años, mi generación, la llamada popularmente como 'X', ha sido vilipendiada y acusada de carecer de valores y no tener ideales que llevar a cabo. Y no se crean que tal afirmación hace uso del recurso de la exageración, las cosas siempre han sido así para los que ahora nos hayamos en la treintena.
Desde que éramos unos tiernos infantes, nuestros padres nos han recordado una y otra vez que hemos tenido TODO, que no hemos vivido una época de posguerra y que hemos contado con las posibilidades de las que ellos siempre carecieron.
Criados a base de sesiones de Barrio Sésamo y primeros dibujos japoneses como Heidi y Marco (aquellos sí que eran programas infantiles y no los que emiten ahora), mi generación fue la primera que se adentró en el mundo de la informática, conoció los vídeos en todas sus versiones y abrió con grupos masificados las aulas universitarias de este país.
Nacimos en un mundo en el que no se daba lugar a la guerra, porque el padecimiento de dos conflictos mundiales había llevado a la creación de la Organización de Naciones Unidas y, aún así, vimos cómo a principios de los 90 el afán imperialista de Estados Unidos amenazó con destruir Iraq, sufrimos los conflictos de los Balcanes, Sierra Leona, Somalia, Venezuela, Colombia y muchos más y, aún así, en el inicio de este siglo asistimos asombrados a un repetido episodio de la historia con una nueva contienda en Iraq, cuyos efectos han marcado la política internacional de esta nueva era.
Siempre nos acusaron de carecer de principios y, pese a ello, entre miles de movilizaciones, hemos levantado manos blancas contra el terrorismo, portado lazos rojos contra el sida, gritado hasta quedarnos sin voz contra la guerra, hemos recogido chapapote hasta quedarnos sin aliento o denunciado, a veces con nuestra vida, los efectos de la violencia de género. Y eso sólo es un ejemplo.
Hoy, muchos de aquellos jóvenes, somos personas con una gran conciencia social y una tolerancia que se ha fraguado a base de convivir con fenómenos como la inmigración, que ya forma parte de nuestra historia, o tras haber asistido como tristes observadores a la concurrencia de atropellos sociales a los más desfavorecidos.
Todo ello nos ha hecho pensar que el mundo podría ser mejor si así lo quisiéramos. Sólo depende de nosotros en verdad. Llámennos ilusos si quieren, pero en un primer paso para cambiar las cosas.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Los peligros de la verdad

Desde que éramos pequeños, muchos de los que hoy nos dedicamos a este apasionante mundo del periodismo, hemos soñado con poder estar algún día presentes en un conflicto bélico, poder formar parte, de alguna forma, de esa historia y, lo que es más importante, poder contárselo a los demás. Es una pasión que pocos entienden y que, en cambio, numerosos profesionales comparten.
Una de las últimas 'oportunidades', ya metidos en este siglo, fue la guerra de Iraq, un campo minado de rencor y odio (sólo hay que ver sus consecuencias), donde fallecieron dos compañeros españoles y donde tantos otros sucumbieron a manos de la intolerancia, ya no física, sino ideológica que, a la larga, es la más dañina de todas.
Fue entonces cuando tres corresponsales recién llegados del país, Jon Sistiaga (Tele 5 en aquel momento), Carlos Hernández (Antena 3) y Olga Rodríguez (Cadena Ser), contaron su experiencia y se remontaron al día en el que fue asesinado (sí, sí, asesinado) el cámara de Tele 5, José Couso.
La versión periodística fue que, en una jornada en la que también fueron bombardeados los principales medios de información iraquíes, previa a la caída de Bagdad, las tropas norteamericanas, temiendo que la batalla fuera muy cruenta y sangrienta, consideraron adecuado 'hacer salir' a los medios contrarios a su causa del país.
José Couso fue asesinado por un tanque norteamericano, por un tanque aliado, y todavía nadie ha dado siquiera una contestación. Al margen de ideologías políticas que para nosotros son lo de menos, la indiferencia y la falta de apoyo que en cuestiones como ésta esgrimen las autoridades españolas duele, sobre todo cuando esos compañeros han arriesgado sus vidas (y muchos las han perdido) para ser los ojos de nuestro país.
Quizás las grandes potencias invasoras deberían saber que la libertad es respetar el punto de vista del otro, aunque sea diferente, algo por lo que, desde la más auténtica lucha por la libertad de expresión, trabajamos día a día todos los periodistas. Puede que para algunos sólo sean objetivos. Para nosotros son mucho más. José Couso y Julio Anguita Parrado en Iraq, Julio Fuentes en Afganistán, Miguel Gil en Sierra Leona... y tantos otros que murieron bajo los escombros de una guerra decidida por unos pocos.
Y a pesar de todo, es imposible no tenerles algo de envidia. Al menos ellos... estuvieron allí.

martes, 12 de mayo de 2009

Antonio Vega


Hoy, 12 de mayo de 2009, ha fallecido, en Madrid, Antonio Vega, uno de los compositores más importantes de la música española. Aquí os dejo la letra de una de sus canciones más emblemáticas: 'La chica de ayer', con el fin de que recordéis su capacidad para componer algunas de las canciones más bellas que hemos escuchado. Descanse en paz.

"Un día cualquiera no sabes qué hora es,
te acuestas a mi lado sin saber por qué.
Las calles mojadas te han visto crecer
y con tu corazón estás llorando otra vez.
Me asomo a la ventana, eres la chica de ayer
jugando con las flores en mi jardín.
Demasiado tarde para comprender,
chica, vete a tu casa, no podemos jugar.

La luz de la mañana entra en la habitación,
tus cabellos dorados parecen el sol.
Luego por la noche al Penta a escuchar
canciones que consiguen que te pueda amar.

Me asomo a la ventana, eres la chica de ayer.
Demasiado tarde para comprender.
Mi cabeza da vueltas persiguiéndote.
Mi cabeza da vueltas…"

Aprendiendo a ser periodista

Recuerdo la primera vez que oí hablar de La Tribuna. Era junio del año 1999 y yo, como la mayoría de estudiantes de periodismo al llegar esas fechas, echaba mi entonces limitado currículo a infinidad de medios para realizar prácticas en verano. Cuando conseguimos hablar al fin, ellos ya habían seleccionado a su plantilla estival pero me ofrecieron la oportunidad, para mí siempre lo fue, de venir durante las vacaciones a trabajar por la mañana. No tenía nada que perder y mucho que ganar, así que no me lo pensé dos veces. Hoy, creo que ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida laboral.
Llegué a una redacción relativamente nueva, con un año de vida en Guadalajara y con buenísimos profesionales, personas que, desde entonces, han sido referentes para mí en esta profesión. No podía ser menos. Me enseñaron algo que no muestran los libros ni revelan las horas de universidad. Me metieron el gusanillo del periodismo en el cuerpo, ratificaron mi vocación y desde entonces, mi vida, para bien o para mal, ha estado ligada a ese descubrimiento.
Era inevitable, por tanto, que volviera a esta redacción y lo hice en cuanto tuve la menor ocasión, de la mano de dos personas que han influido de forma decisiva en mi trayectoria periodística: Concha Vicente y Geles López. Ellas confiaron en mí, me dieon alas, muchas responsabilidad desde el principio y algún que otro quebradero de cabeza, por qué negarlo, aunque a su lado maduré y, salvando las distancias y todo lo que esta profesión tenga a bien depararme (que espero que sea mucho), me convertí en la periodista que hoy soy.
En La Tribuna he vivido con creces mis mejores momentos profesionales, y también los peores. Me he reído sin parar y me he ido a casa con los ojos rojos de la impotencia y el corazón en un puño maniatado por las lágrimas a punto de brotar. Me he hecho mayor y he aprendido a amar a esta ingrata profesión que te quita tanto y a menudo te da tan poco, pero que siempre te mantiene a su vera cuando en ti se ha despertado el afán por informar. Soy periodista, supongo, y eso, hay poca gente que lo entienda.
En este tiempo han pasado muchas cosas y he tenido la oportunidad de vivir de primera mano momentos memorables de la historia de este país y de esta provincia. Pero si tengo que quedarme con algo, dos cosas vienen indefectiblemente a mi mente. En primer lugar, la libertad con la que siempre he trabajado en este periódico. Que se me haya escuchado y que siempre se haya apostado por la verdad, fuera cual fuese y al precio que tuviera.
Y por último, pero no menos importante, por la gente. Los mejores. Durante estos años he tenido el grandísimo honor de trabajar con auténticos profesionales, con gente maravillosa y, sobre todo, con personas a las que hoy tengo el grandísimo orgullo de llamar amigos. Gracias a ellos se soportan las horas, la tensión y los tragos amargos. Gracias a ellos, sobre todo gracias a ellos, por encima de noticias y reconocimientos, ha merecido y merecerá siempre la pena haber estado aquí. Muchas gracias.

(Artículo extraido del Especial X Aniversario de La Tribuna de Guadalajara, 12 de marzo de 2008)

viernes, 8 de mayo de 2009

Dalai Lama

MªLuisa mandaba esta semana una cita emblemática del Dalai Lama que supone toda una lección de vida.
"Una pregunta que le hicieron al Dalai Lama
¿Que le sorprende más de la humanidad?
Y el respondió:
Los hombres . . . . . .
Porque pierden la salud para ganar dinero, después pierden el dinero para recuperar la salud.
Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro.
Y viven como si no tuviesen que morir nunca . . . Y mueren como si nunca hubieran vivido".

lunes, 4 de mayo de 2009

Jerez. Campeonato de Motociclismo (2ªparte)
















Y aquí os dejo alguna más de los podiums en 250 cc (Álvaro Bautista genial aunque se tuviera que conformar con una segunda plaza por detrás del japonés Aoyama) y en la categoría reina, con Stoner tercero, Dani Pedrosa segundo (inmenso) y Valentino Rossi (el mejor, sin duda), en lo más alto. Además, más fotos de ambiente y un guiño a mis compañeros gráficos. Aquellos que trabajan en domingo para asegurarse de que al día siguiente todos disfrutemos de unas portadas llenas de imágenes únicas.

Jerez. Campeonato de Motociclismo (1ªparte)
















Recién llegada del Gran Premio de Motociclismo de España, la fiesta motera de Jerez es una cita única en la que las dos ruedas son las auténticas protagonistas. La ciudad se llena de motos y hasta 150.000 personas han registrado las cifras este año (y eso que casi todo el mundo decía que había menos gente que en ediciones pasadas). En el circuito, el domingo por la mañana se contaban poco más de 123.000 espectadores. Casi nada.
La ciudad se prepara para la llegada de un fin de semana en el que Jerez es, al cien por cien, motera. Policías en todos los semáforos y guardias civiles te orientan con la mayor amabilidad (fue de lo que más nos llamó la atención) y actividades paralelas complementan unos días con cuna reina: el circuito de velocidad.
Aunque este fin de semana no fue propicio para los españoles (aun cuando Bautista en 250 cc y Dani Pedrosa en Motos GP merecieron ganar) la emoción se vivió hasta el último segundo y el público vibró al son de la música y los motores.
¿El mayor consejo? Vivirlo. Jerez hay que vivirlo aunque sea una vez en la vida (ya me lo decían y qué razón tenían). Eso sí, con dos recomendaciones: cuidado con coger la moto en condiciones poco apropiadas (Jerez invita a la fiesta y eso, unido a moto y velocidad, puede ser mortal), y cuidado con los amigos de lo ajeno, muchos aprovechan para hacer su 'agosto'.
Por lo demás, a disfrutar.
Yo, por mi parte, os cuelgo algunas fotos. Primero de ambiente, boxes y las primeras curvas con Valentino Rossi (qué bueno que es el tío) en primera plana. Por cierto, en la imagen de la salida, lo que se ve al fondo es el aparcamiento de motos. Nunca había visto tantas juntas. Impresionante.

Pepa Fernández

El pasado jueves, 30 de abril, tuve la oportunidad de entrevistar a la periodista Pepa Fernández, presentadora y directora del programa 'No es un día cualquiera' que emite sábados y domingos Radio Nacional de España. En nuestra conversación me dio un lema de vida muy interesante:

"Vivir preocupado es como pagar intereses por una deuda inexistente"

Interesante.

Por los pueblos negros











Pese a parecer una provincia conocida, Guadalajara atesora innumerables bellezas a lo largo de sus kilómetros. Zonas que te sorprenden y que te llevan a adentrarte en recodos con gran encanto. Los pueblos negros o la llamada comarca de la Arquitectura Negra es una de estas zonas. Una servidora tuvo la oportunidad de ir a uno de estos pueblos, Campillo de Ranas, a principios de marzo (2009) y desde allí recorrer parte de los pueblos cercanos. Desde una de las cabañas de Aldea Tejera Negra (http://www.arquitecturanegra.com/alojamientos_02.shtml), disfrutamos de la particular arquitectura de estas edificaciones, en las que la teja negra y la piedra les confieren una imagen única en el mundo. Sus características son peculiares y sus valores medioambientales, junto al Pico del Ocejón, el Hayedo de Tejera Negra o la Reserva Natural del Pico del Lobo, los convierten en un entorno lleno de magnificencia. No en vano, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Sin duda, una de las mejores formas de cambiar el 'chip' a tan sólo una hora de la vorágine.

Donde el cielo se une con la tierra
















Mientras Madrid vivía la peor nevada de los últimos años, otros disfrutábamos también de la nieve en el Pirineo Aragonés donde, a menudo, el cielo y la tierra se unen en un paisaje único. De nuevo fue la estación de esquí de Formigal el destino elegido para esquiar (en mi caso, intentar no caer de los esquís) y, sobre todo, disfrutar de un paisaje impresionante. En la provincia de Huesca, a pocos kilómetros del Parque Nacional de Ordesa, pervive este espectacular recodo flanqueado por riscos, telesillas y pequeñas casas de madera. En invierno la nieve y en el resto de épocas su impresionante naturaleza, así como el festival que todos los veranos se celebra en Lanuza, hacen de este entorno, en Sallent de Gallego, un lugar a visitar.
Os dejo algunas imágenes para abrir boca de Lanuza y su embalse (completamente helado), de la estación, de las brumas al llegar al valle y del hotel en el que tuvimos ocasión de alojarnos: La Casueña (http://www.lacasuena.com/). Por primera vez salimos de la estación y resultó ser un acierto. Pequeño y encantador, todas sus habitaciones tienen nombre de escritores conocidos y una de sus obras cumbres en el escritorio de la estancia. Y unos desayunos.... mmm! para chuparse los dedos.
Un paraíso para perderse cuando necesites encontrarte.