Punto de partida

La vida se compone de un sinfín de momentos, muchos de ellos inolvidables y otros totalmente prescindibles, aunque todos, finalmente, nos ayudan a ser lo que somos hoy. Es difícil aglutinar muchas de estas vivencias, la gran mayoría, finalmente, abocadas al olvido. Pero siempre hay oportunidades de mantenerlas en la memoria y, por qué no, compartirlas con otros, en un afán por rescatar aquello que nos ha hecho felices en un determinado momento o que ha contribuido a cambiar nuestra vida en otro. Desde la máxima humildad, faltaría más, este blog pretende ser un compendio de todo ello. Una mirada al pasado para afrontar el futuro, disfrutando, siempre, del presente.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La suerte de mi vida

A menudo se queja de que nunca escribo de él. Y es curioso porque escribir es lo más constante de mi vida, lo que más me llena, lo que ha permanecido siempre, desde que aprendí a esbozar las primeras letras, lo que aún se conserva en mi día a día, a pesar de los cambios, el lugar desde el que se hace o el formato que se elige. Eso es lo de menos.
Sin embargo, me cuesta escribir sobre él. Quizás porque esa parte es mía, realmente mía, y siempre cuesta más hablar de aquello que realmente te toca el corazón.
Hoy, sin embargo, quiero hacer una excepción. Él lo merece de sobra.
Hemos pasado tanto juntos... tantas alegrías, vivencias, momentos inolvidables, peleas, risas y lágrimas, que independientemente de lo que nos depare el futuro, ambos estaremos unidos por instantes únicos que nos han hecho, siempre juntos, los más afortunados y desgraciados del mundo. Y lo que nos queda.
Y sin embargo, es curioso que no tengamos una canción propia, nuestra canción. A lo largo de los años, unas nos han entusiasmado en unas épocas para , después, dar paso a otras que han puesto melodía a la historia de nuestra vida. Es difícil quedarse con una.
En los últimos meses, no obstante, es una de su grupo favorito (El Canto del Loco), la que me hace pensar irremediablemente en él cada vez que la escucho.
Porque el futuro nos podrá deparar miles de sorpresas. Nos podrá hacer envejecer unidos o separarnos decepcionados, quizás nos mantenga como los mejores amigos que hoy somos, o puede que nos enfrente como fieros contrincantes... Tal vez nos alejemos, o puede que nos queramos toda la vida... ojalá. Sea como sea, lo que hemos vivido en los últimos 11 años marcará de alguna forma nuestras trayectorias vitales. Y sólo por ello habrá merecido la pena todo.
Así que hoy, hoy sí, va por ti: la suerte de mi vida.

domingo, 22 de noviembre de 2009

La tiranía de las audiencias

Anoche me prometí a mí misma que no iba a ver más televisión.
Fue en ese momento, después del telediario, en el que miles de anuncios, promos y cortinillas inundan prácticamente todos los canales con mayor audiencia, poniendo a prueba nuestra paciencia y buena fe. Buena fe por ver un programa nocturno que al final dejaremos a medias (obligados por el propio sueño o la angustia ante la hora del despertador), que veremos de mal humor y del que perderemos el hilo cada 20 minutos, tiempo, al parecer, más que necesario para meternos otros 15 minutos de diversos espacios publicitarios.
No es por ello de extrañar que a menudo olvide el punto en el que se ha quedado la serie que pretendía ver. O que me vaya a la cama con la sensación de haber visto muchos anuncios, pero poco contenido y, lo que es peor, casi ninguna cosa que realmente merezca la pena.
Y no es que una sea una ilusa. Soy periodista y conozco lo necesaria que es la publicidad para los medios de comunicación (he padecido su falta en primera persona). Sólo me pregunto cuánto de contenido es necesario sacrificar en el afán de la industria por recoger beneficios.
Cada vez importará menos el precio a pagar por ello.