Punto de partida

La vida se compone de un sinfín de momentos, muchos de ellos inolvidables y otros totalmente prescindibles, aunque todos, finalmente, nos ayudan a ser lo que somos hoy. Es difícil aglutinar muchas de estas vivencias, la gran mayoría, finalmente, abocadas al olvido. Pero siempre hay oportunidades de mantenerlas en la memoria y, por qué no, compartirlas con otros, en un afán por rescatar aquello que nos ha hecho felices en un determinado momento o que ha contribuido a cambiar nuestra vida en otro. Desde la máxima humildad, faltaría más, este blog pretende ser un compendio de todo ello. Una mirada al pasado para afrontar el futuro, disfrutando, siempre, del presente.

viernes, 24 de abril de 2009

Cuestión de Plazos

Cuando eres periodista, tu día a día se compone de presentaciones, ruedas de prensa, movimiento de temas y mucha, mucha intensidad en las jornadas. Es algo lógico y a menudo, vivimos tan pendientes de nuevas informaciones y sucesos que pocas veces nos paramos a pensar en la consecuencia de nuestras noticias.

En esta vorágine, por tanto, somos propensos a informar de algo noticioso y, en la mayoría de las ocasiones, a puntualizar los plazos para la inauguración de esa nueva sede social, la apertura del nuevo CAI, el tiempo de ejecución del centro de salud o los meses que tardará en habilitarse un nuevo servicio. Es una manía periodística, como nos dicen muchos políticos, el fijarse tan obcecadamente en el momento en que, eso que escribimos, puede ser una realidad. Pero no es una cuestión de capricho. Nosotros también somos ciudadanos y, como tales, somos conscientes de la importancia de poder materializar algo que, a priori, puede resultar muy lejano. Tiene su importancia, aunque hay quien crea que no.

El problema es que rara vez se cumplen los plazos. Las administraciones anuncian a bombo y platillo (sobre todo en época preelectoral, no se fíen) la inauguración y puesta en valor de servicios que, pasado el momento culminante y el día siguiente (cuando han ocupado las portadas de todos los periódicos), adolecen en el ostracismo y el olvido. Llegan a cumplirse, es cierto, pero rara vez lo hacen en los tiempos pronosticados.

Los que a menudo cubrimos estas presentaciones y anuncios no podemos por menos que avergonzarnos cuando vemos que hemos anunciado cierta fecha y ésta termina siendo una quimera. No es fácil ser eco de la realidad cuando ésta se muestra esquiva.Y aún así, nuestra responsabilidad y uno de los derechos que, por fortuna, nos da nuestra profesión es seguir ejerciendo la presión necesaria y ser la voz del ciudadano para que las promesas se cumplan. Aunque sea tarde.

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