Punto de partida

La vida se compone de un sinfín de momentos, muchos de ellos inolvidables y otros totalmente prescindibles, aunque todos, finalmente, nos ayudan a ser lo que somos hoy. Es difícil aglutinar muchas de estas vivencias, la gran mayoría, finalmente, abocadas al olvido. Pero siempre hay oportunidades de mantenerlas en la memoria y, por qué no, compartirlas con otros, en un afán por rescatar aquello que nos ha hecho felices en un determinado momento o que ha contribuido a cambiar nuestra vida en otro. Desde la máxima humildad, faltaría más, este blog pretende ser un compendio de todo ello. Una mirada al pasado para afrontar el futuro, disfrutando, siempre, del presente.

sábado, 16 de enero de 2010

El país sin Dios

Dicen que Dios ha olvidado a Haití.
Que le dio la espalda cuando la tierra tembló y sumergió en el más absoluto Apocalipsis al país más pobre de América.
Dicen que renegó de ellos al hacer saltar por los aires su única esperanza de futuro, su ilusión por un mañana que ahora comparte porvenir con los cadáveres que se amontonan en las calles.
Que mandó la destrucción en forma de hecatombe hasta sepultar en las cenizas a más de 200.000 personas.

Haití. El país sin suerte. Objetivo de huracanes, lluvias torrenciales, miserias endémicas y ahora, terremotos devastadores, llora la pérdida de sus hijos mientras agoniza, como lo hacen sus supervivientes en cada esquina.

Fosas comunes, hospitales ocupados por las masas y la desesperanza, edificios destruidos y algunas voces, aún entre los cimientos, aunque ya las menos, marcan la realidad de sus gentes, conmocionadas por el momento en el que el mundo, tal y como lo conocían, dejó de existir para siempre y se tornó en un agujero negro, sin fondo, del que parece imposible salir.

El aeropuero internacional de Puerto Príncipe adolece ahora, más que nunca, de sus limitaciones históricas, dificultando una ayuda internacional que pretende poner orden en un país sometido no solo a la muerte, sino también al éxodo, al pillaje y, lo que es peor, a la desesperanza.

Y entre tanto dolor, entre tanta desolación, junto a la devastación, la desdicha y el quebranto, surge una sonrisa, un brillo de ilusión entre las ruinas, un apretón de manos, un abrazo o los ojos de un niño al ver de nuevo a su madre.

¿Habrá un mañana? Posiblemente lo habrá. Auspiciado por la responsabilidad, y parte de culpa, internacional, es más que probable que logre renacer de su destrucción sin apenas tomar responsabilidad en ello, pero con una población, mermada por la masacre, que a duras penas olvidará lo que ha vivido.

Haití agoniza. Mientras nosotros, pobres afortunados, miramos con pena desde la distancia. No permanezcamos impasibles. No porque nos pille lejos, nos resulte incómodo o nos sintamos afortunados por no haber vivido allí. No lo hagamos porque algún día podríamos protagonizar un desastre similar, o por calmar nuestras acomodadas conciencias. No lo hagamos por todo ello. O sí. Lo mismo da. Pero no vivamos en la indolencia.

Ese el mayor desastre.

3 comentarios:

  1. El otro día escuché que en Japón, hace unos años, un terremoto del mismo calibre sólo dejo... 40 heridos. Estremecedora diferencia. Siempre he pensado que para que nosotros vivamos tan bien (incluso estando en crisis...) otros tienen que pasarlo muy mal... Y cuando lo pienso, aunque poco puedo hacer, me siento abrumada y, a la vez, olvido mis pequeñeces y mis tonterías. Y busco de algún modo tratar de ser coherente con determinados aspectos de mi vida... aunque por desgracia, con bastante frecuencia, me olvido... Y situaciones como las de Haití son un bofetón bien grande para los países desarrollados... ¿cómo puede estarse pensando Estados Unidos el enviar tropas? NI POR UN MOMENTO... ah,... que no hay petróleo... en fin, esperemos que poco a poco el caos se organice y tanta desgracia deje paso a la solidaridad de los pueblos, porque con noticias así, con imágenes así... todo el mundo sufre y, de alguna forma, todos nos sentimos removidos y unidos en la distancia a tanto dolor.

    ResponderEliminar
  2. Si Dios existe, lleva mucho tiempo de vacaciones. Yo por lo menos, lo pienso cuando pierdes a alguien, cuando le pasa algo a alguien a quien conoces, a quien quieres... con éstas trajedias tan grandes...

    ResponderEliminar
  3. Actualmente, en cambio, es Japón la que se lamenta. La Tierra se termina rebelando contra los abusos a los que le ha sometido la humanidad a lo largo de la Historia. Y nosotros seguimos considerándonos 'dioses'. Pobres desgraciados.

    ResponderEliminar