Punto de partida

La vida se compone de un sinfín de momentos, muchos de ellos inolvidables y otros totalmente prescindibles, aunque todos, finalmente, nos ayudan a ser lo que somos hoy. Es difícil aglutinar muchas de estas vivencias, la gran mayoría, finalmente, abocadas al olvido. Pero siempre hay oportunidades de mantenerlas en la memoria y, por qué no, compartirlas con otros, en un afán por rescatar aquello que nos ha hecho felices en un determinado momento o que ha contribuido a cambiar nuestra vida en otro. Desde la máxima humildad, faltaría más, este blog pretende ser un compendio de todo ello. Una mirada al pasado para afrontar el futuro, disfrutando, siempre, del presente.

jueves, 15 de octubre de 2009

Sweet Child O'Mine

Es mi canción favorita, por encima de cualquier otra. La primera que aprendí en inglés, la primera que canté en el jardín de la Universidad al amparo de risas, una guitarra y minis de calimocho, la que tarareaba en los bares de marcha o la que motivó muchas de mis camisetas de entonces. ¡Qué tiempos aquellos!
Sweet Child O'Mine fue la canción número nueve del primer album de los Guns N'Roses, 'Appetite for Destruction', editado en 1987 (uno de los primeros mejores trabajos de la historia del hard rock). El disco, precedido por la demoledora 'Welcome to the Jungle' (qué buena es esa canción también), presentaba a una banda que se convertiría en icono de los años 90 con algunas de las canciones más representativas del género (Patience, You Could be Mine, Paradise City, November Rain, Don't Cry...), y que cumpliría los iconos de la historia con continuos escándalos en torno al alcohol y las drogas. Su leyenda estaba servida.
Hoy, cuarentones todos, dirimen el futuro de los Guns tras la edición, en 2008, del sexto y hasta ahora último album de la banda, 'Chinese Democracy'.
Ojalá les quede mucho por delante aunque debo admitir que apenas conozco este último trabajo. Soy una enamorada de sus primeras canciones. Quizás porque 20 años después aún hoy consiguen ponerte los pelos de punta y emocionarte por su fuerza y acordes.
Para aquellos que no conozcáis mucho de estos cinco rebeldes procedentes de Los Ángeles, y sobre todo para los que hayáis descartado su música por considerarla demasiado 'hard', os recomiendo su Greatest Hits, editado en 2004, donde se recopilan sus canciones más conocidas e importantes. Os sorprenderá.
Por el momento, os dejo con la que considero la mejor balada de la historia del rock (no soy nada imparcial, lo sé, pero así es) y la presentación de Slash como uno de los mejores guitarristas de su generación (el solo de guitarra es, sencillamente, fantástico).
Disfrutadla.

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